Le diré que todo el mundo puede cometer un error, pero que no todos saben salir de él sin pérdidas; que no todo el mundo puede comerse sus errores: eso es lo que le voy a decir.

Hay que cruzar una línea que ya no puede descruzarse para comprender y arrepentirse, para querer echarse atrás y aceptar que se ha metido la pata; hay que cometer un error hasta el fondo para comprobar que era un error, y entonces se intenta salir de él cuando ya es tarde para deshacerlo sin daños, o sin estropicios.

Nunca te das cuenta de las cosas que son importantes, sino hasta que todo tu mundo comienza a caerse en pedazos y el destino cruel te obliga a atar cabos. Lo contrario sólo sucede en la ficción.

Es fácil señalar siempre los errores de los demás, pero pocos son verdaderamente humildes y valientes para reconocer sus propios fallos.

Una equivocación puede llegar a ser excusable y hasta fácil de olvidar; aferrarse a esta, jamás.

Es más eficiente dejar que los demás cometan errores que confiar en acertar uno a la primera.

Olvidar nuestros errores o los malos momentos hace que nos olvidemos también un poco a nosotros mismos

Deep down, even the oldest man in the world refuse to learn from his own mistakes, I thought

Ellos me aconsejan, me enseñan lo aprendido y ponen a mi disposición sus oídos para que hable y sus hombros para que llore, pero dejan que me equivoque, que trace mi senda. No hay otra forma de hacerlo; vivir conlleva equivocarse, y cada tropiezo nos ayuda a aprender, a mejorar.

Hay que aprender las lecciones de la historia. Los errores del pasado deben cometerse una sola vez —hizo una breve pausa y luego añadió—. A menos que no haya otro remedio.